Caso Real, está pasando!!
Socorrista Anónimo:
Un socorrista de Canarias, que quiere permanecer en el anonimato, nos cuenta su caso después de tener un conflicto laboral con su empresa:
“Empecé a trabajar como socorrista en un hotel del sur de la isla de Gran Canaria. Viendo las nefastas condiciones laborales que tenía, pedí el traslado a playa, y todo fue a peor… Os hago un esquema resumido de las causas del conflicto, del desarrollo y desenlace del mismo:
Horario:
-El horario de trabajo inicial era de 6 días semanales y 8 horas diarias, es decir, una jornada laboral de 48 horas semanales, primera irregularidad de las muchas que voy a detallar. Normalmente trabajaba de 10:00 a 18:00, 48 horas semanales, nunca cotice las 8 horas extraordinarias y mucho menos me las pagaron. En los meses de verano me ampliaron el horario una hora, terminando la jornada a las 19:00 en vez de a las 18:00 como venia siendo habitual, por lo que hacia un total de 54 horas semanales. De los tres años que estuve trabajando, el primer año no me pagaron las horas extraordinarias de verano y por supuesto tampoco las 8 horas que venia haciendo habitualmente durante todo el año. El segundo las horas extra de verano me las pagaron a 3 €/hora.
Contratos:
-Mi primer contrato tuvo una duración de 3 meses y en periodo de prueba, este era de media jornada aun trabajando 48 horas semanales, Lo cual me ocasionaba un gran perjuicio, ya que esos 3 meses cotice mucho menos a la seguridad social.
Después me renovaron el contrato, a otro contrato de 3 meses, y este paso a ser de jornada completa.
Los contratos seguían sucediéndose, con todas las irregularidades que te puedas imaginar y sin cumplir nunca con nada del convenio. Ni revisiones medicas, ni prevención de riesgos laborales, ni horario laboral, ni salario, ni días libres, ni horas extras, ni categoría laboral. Con un material pésimo, teniendo incluso que pagar de mi bolsillo material para poder trabajar con garantías.
Pagos:
-Otros datos a sumar a todo lo anterior, es que eran impuntual en los pagos de los salarios, a veces fraccionaba en 2 el pago de la nómina. Las copias de las nominas llegaban con meses de retardo.
Otros agravios:
– El material sanitario para reponer el botiquín llegaba tarde y tras mucho insistir.
– Nunca se me entrego un cuadrante de servicios para saber que días debía librar. En ocasiones, eso produjo que los compañeros que iban sustituirme en mi día libre se tuvieran que marchar por no haberme avisado que libraba.
– Trabaje muchos días festivos, incluidos navidad y año nuevo y nunca se me pago nada por esos días, cuando deben cobrarse como horas extras.
– La comunicación con la empresa era prácticamente nula, muestra de ello no me presentaron como nuevo socorrista ante la dirección del hotel o con RRHH, sino que dejo que fuera yo mismo el que me plantase en el hotel y me hiciera cargo de un servicio nuevo que desconocía.
Traslado del hotel a la playa:
Después de mi paso por el hotel y cansado del mismo por las malas condiciones, decidí solicitar el cambio para pasar a trabajar en una playa. Allí las cosas fueron a peor, ya que, aunque conseguí alguna mejora en cuanto a días libres, seguía haciendo muchas horas extras mensuales que no me pagaron nunca. No me cambiaron la categoría, cuando en la playa debería cobrar mínimo 1100 euros y ser socorrista de nivel A. La responsabilidad era mucho mayor, con una media de 2500 usuarios diarios en la playa y una superficie a cubrir de 500 metros para dos socorristas, sin medios motorizados, ni acuáticos, ni terrestres.
Ante tales despropósitos advertí a la empresa de que estaban haciendo mal las cosas. Deciden no renovar mas mi contrato y contratar personal nuevo, aun no habiendo tenido ninguna queja en los tres años de servicio, y su único argumento, por llamarlo de alguna manera, fue que no querían hacerme indefinido. No contentos con la poca decencia con la que me habían tratado, a la hora de hacer la liquidación al ser por fin de contrato, se quedo en una cantidad irrisoria y que no se ajustaba a la realidad. Así que por supuesto decidí emprender acciones legales contra ellos, después de recabar pruebas y conseguir muchos testigos que ratificarían todos los abusos e irregularidades, en el acto de conciliación y al ver que tenían todas las de perder en caso de llegar a los tribunales, mi empresa ha cedido.
El resultado, me han readmitido. Me han reconocido mi antigüedad desde el primer día que empecé a trabajar, haciendo un nuevo contrato en el que consto como indefinido y con una categoría superior. Ahora trabajo 40 horas semanales y gano lo que marca la ley, al igual que todas las demás condiciones que marca el convenio. Ahora estoy trabajando en condiciones y siguiendo lo que dicta el convenio laboral.
Tras años de trabajar en esta empresa todos estos errores y abusos, se siguen repitiendo con todos los demás trabajadores, más de 15 socorristas. Y yo he sido destinado a una piscina en un hotel donde no tengo contacto con otros compañeros, para que mi caso no sirva de guía y modelo para ellos.
Por último y para terminar, quería agradecerle el a poyo mostrado a mi gente, en un momento tan difícil como es la perdida del trabajo, y más en los tiempos que corren.
Un especial agradecimiento a mi abogado, que aunque sea su trabajo, sin el no podría haber conseguido la readmisión. Quería agradecer a convenio socorrista la posibilidad de amplificar mi caso para que no quede en el olvido y sirva de modelo para otros conflictos. Y por último, y aunque me lo han hecho pasar muy mal a ratos y me han intentado engañar y suene paradójico, quería agradecer a mi empresa que hayan entrado en razón y me hayan restituido en mi puesto de trabajo en las condiciones que marca la ley.”
Desde Convenio Socorrista, os invitamos a todos los trabajadores del sector:
1.- Demandéis los abusos, la lucha tiene recompensa y ya no solo para vosotros sino para el colectivo de trabajadores y empresarios que respetan a sus empleados.
2.-Compartáis vuestros casos, ya que sirven de modelo y de guía para otros compañeros que se ven pisoteados y no son conscientes de que la justicia nos ampara. De esta manera motiváis a los trabajadores a que luchen por sus derechos, colectiva o individualmente ante la justicia. De esta manera destapamos las fraudulentas empresas que se lucran de la neo-esclavitud, consecuencia del exceso de mano de obra. ¿Cuantas veces nos plantean el dilema: “o pasas por el aro o sino ya encontraremos alguien que lo haga? Y te lo dicen mientras señalan la cola, en forma de montón de folios/CV encima de una mesa”. Esta política esta desfavoreciendo, ya no solo al trabajador, si no al tejido empresarial que si que cumplen con los trabajadores, ya que no pueden lidiar en igualdad, con la competencia desleal que estas empresas les supone. El canibalismo empresarial, hace que a la larga sobreviva un modelo de negocio, vacío de moral y empatía, donde el trabajador, eslabón más débil de la ecuación, tiene poco que decir y poco poder de maniobra, o “hablas o comes”, o eres “fiel siervo” o estas en el lado de los sin escrúpulos. No somos soñadores, eso nos quieren hacer pensar, soñar no es que nos traten estrictamente como trabajadores. Parece mentira que no seamos capaces de ver el interés mutuo y bidireccional, en una tarea donde el producto es la salvaguardia de la vida.
Tienen que agradecer nuestra profesionalidad, buena fe y buen hacer, y ser sensibles a nuestras exigencias, porque de tanto tensar la cuerda al final esta se rompe, y no somos nosotros simples trabajadores que ya tragamos suficiente, los que la estamos tensando.
Un saludo y gracias.
Proyecto: Convenio socorrista.
Asociación: Iniciativa Autónoma Acción Creativa (IAAC)